viernes, 28 de octubre de 2022

La avispa encerrada

 Te buscas. 

Una sed infinita, que cual flor marchita

 al darse en la búsqueda de una sombra.

Me callo por fin. Tanto cuesta apagar?

Me busco y respiro hondo, 

hazme callar, hazme marchar

soy la avispa que no deja tranquila a mi flor

y la luz azul me ciega, no me deja marchar!

Hazme ir y podré respirar, 

podré ser flor y escuchar qué es lo que cuece por aquí.

Es de noche y soy avispa.

Esta avispa, qué es lo que busca tras la luz?

Es que no ve que no hay nada? Qué mira?

Parece ciega.

Así soy yo, soy esta avispa ciega.

Me imagino que es de día, al puerta del jardín se abre y salgo,

marcho de aquí, ya no hay luz

sólo sol. Dónde voy?

Me siento libre, me desencojo, veo claro y creo colores en mi pecho,

en todo mi cuerpo.

Todo me llama la atención, soy un recién nacido.

Escribo eufórica, veo como las olas crecen y rompen fuerte,

y lloran y gritan de alivio y placer.

Ya está, esta avispa ya no se encierra más.

Pero llega la noche y vuelvo a esa luz. 

Qué es lo que me atrae hacia ella? Y cómo liberarme? 

Noche tras noche me vuelvo a cegar 

y mi comportamiento se vuelve insensato.

Me choco contra la luz y me bloqueo. 

Busco, busco, sólo busco algo que no tengo.

MIro sin mis ojos. 

Deseo por fuera. 

Qué deomonios me ciega hacia la luz?

Qué es? 

Es pensar que ahí hay algo que me va a dar lo que necesito.

Pero tras esa luz no haz nada. Es sólo una luz azul.

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