domingo, 21 de agosto de 2022

quitar el cerrojo

Me conmuevo al leer la historia de Yamuna. Nuestros primeros momentos en la vida fueron similares, aunque ella lo experimentó seis meses y yo uno y medio. Al leerla la entiendo, siento ese vacío y falta de sentimiento, como si esos meses en la incubadora hubiesen anulado los sentidos. Yo tomé un camino propio, aislado y separado de mi madre, haciéndome la fuerte y pensando que si ella no me quería y prefería a mi hermano mellizo, yo tampoco necesitaría ese amor. Ella me dijo la semana pasada cuando la fui a visitar que yo rechazaba sus abrazos y caricias cuando me cogía en brazos, ahí está la prueba. Pero ya son muchos años después de todo eso.

Ahora voy en búsqueda del amor eterno, el amor materno e incondicional. Tengo que dejarme para encontrarlo? Ponerme en su búsqueda, viajar al sol para encontrarlo? Creo que sí y no.

Ella buscaba el nacer del amor que no sintió en su anterior vida. Yo busco ese abrazo, esa ternura, ese descansar en unos brazos cálidos y reconfortantes. Yo busco el amor que nunca sentí. 

Dónde buscarlo? Y cómo? Qué me llama?

Irme fue escapar? Por qué me fui con 17 años? Rechacé ese amor, no lo quería porque eso no era amor, eso era sólo cenizas de su cigarro y proyecciones de su odio a mi abuela. Yo no la necesitaba, podía sola con todo y era invencible. Pero al fin y al cabo eso es lo único que conocí…

Me fui huyendo y me escapé jugando, viajé con una tabla de skate, luego con una tabla de snowboard, luego corriendo hacia los picos de montaña, luego con una bicicleta de downhill…jugar me hacía feliz, se me olvidaba el dolor y era un truco para superar mis miedos más temibles. Muchos amigos me dicen que no conocen a nadie más valiente que yo, pero lo que no saben es que esa valentía es una reacción ante ese miedo imponible, más espectacular que las montañas, más profundo que las aguas frías del fondo del mar atlántico y al que no le hacía cara…

Y ahora busco el amor auténtico, algo me dice que me tengo que deshacer de esa idea de “puedo con todo” para ser uno con el amor y ver luz. Duele. Y qué significa libertad? No conozco esa palabra, no sé a dónde ir, ni a quién seguir, ni a quién querer ni qué buscar.

Creo que tengo que vaciarme antes de nada. 

Un dolor se apodera de mí al leer su historia, revivo momentos y mi pequeña Pilar chilla y llora buscando esa madre que no estaba. 

Esa madre, Pilar, está en ti y en el mundo, y lo sabes muy bien, solo tienes que dejarla entrar… 

Ese amor no puede entrar si la puerta está cerrada, si te encierras con cerrojo por miedo vivirás por siempre en oscuridad. Segura, pero en tinieblas. He construido mi vida con puertas con cerrojo, para que en todo momento me pueda esconder de esa madre que me da tanto miedo, de ese monstruo. “Que viene el coco!” Decíamos mi hermano y yo. 

Pero eso no era amor, Pilar, eso no era amor. El amor está todavía por conocer y te esperan grandes y hermosos experiencias llenas de sol y flores y abrazos y ternura! Si te abres sin prejuicios ni miedo a esto que dicen que es querer…

Sin puertas de seguridad, compartiendo mi vida, trabajando con pasión, quitando el cerrojo. Y lo más importante: confiando en que eso que no conoces no hace daño ni te va a hacer llorar. A por eso que llaman libertad. 

Gracias por alumbrar mi camino. 





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