sábado, 11 de agosto de 2012

historieta de un duende azul y una luna


El duende, un parlanchín al que le gusta inquietar, inocente desbocado, creador.
La luna, una guapa que siempre calla, astuta y atenta, receptora.
Una noche, el duende fue picado por una luciérnaga, y envenenado de confianza se pintó de negro, cogió una cuerda y subió hasta la luna. 
--Quiero hablar sin gritarte, quiero verte llena, luna amiga --le susurró.
La luna contestó --está bien, pero sólo por esta noche.
El duende azul llegó hasta ella como un rayo y cegado por la luz que desprendía su amiga, más intensa que nunca, la confundió con el sol. La habló del fuego y llamas, del calor, de luces excitadas, de historias rojas que quemaban a la luna con recuerdos de cuando era día. Sin querer fue cruel e inconsciente, el ingenuo duende.
La luna, fiel y fuerte como ninguna intentó aguantar, pero la mecha de su amigo era imparable, y acabó por quemarla del todo; su luz se extinguió. El duende negro ahora resultó cegado por su oscuridad, y así permaneció, ciego e inconsciente, con la cuerda en la mano, sin saber cómo bajar, encima de su amiga apagada.
Mucho tiempo tardó la luna en recuperar su luz. Mucho más tardó el duende en bajar y volver a ser azul, y todavía aún más, para la luna, en volver a escucharle. 
Ahora el duende guarda en un frasco todo lo que comparte con la luna, porque aunque no conoce su historia, sabe que también fue roja, y lo rojo hace daño a su amiga, tan guapa como siempre, callando y hablando con su luz.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho :] es tuyo?
    Siempre he usado a la luna como musa cuando escribo ^^

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