jueves, 6 de diciembre de 2012
no trato.
Trato de llevarme, de moverme en mí. Ensayos sobre cómo dirigirse. No siempre es fácil seguirlos. Hoy algo me he abandonado, no tengo ganas de leer, ni de escribir. Me he abandonado.
martes, 20 de noviembre de 2012
por poder.
Porque nos volvemos tontos
cuando no hay herida.
Por poder exteriorizar lo que no sangra,
por sacar lo que brilla.
Porque nos volvemos ciegos
cuando no buscamos salir.
Por tratar de hacer bien
de contagiar sonrisas y alegrías
de no escapar, de no buscar.
Porque nos volvemos egoístas.
Porque no entendemos,
porque sólo vemos destellos
de un mundo coloreado
fruto de un amor regalado.
Por describir
esta droga que nos seda
esta magia que nos vuelve mudos.
¡Qué alegría, vivir
sintiéndose vivido!
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías
-azogues, almas cortas-, aseguran
que estoy aquí, yo inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los hombres,
la verdad transvisible es que camino sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy buscando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida-¡qué transporte ya!- , ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte.
De La voz a ti debida, Salinas.
cuando no hay herida.
Por poder exteriorizar lo que no sangra,
por sacar lo que brilla.
Porque nos volvemos ciegos
cuando no buscamos salir.
Por tratar de hacer bien
de contagiar sonrisas y alegrías
de no escapar, de no buscar.
Porque nos volvemos egoístas.
Porque no entendemos,
porque sólo vemos destellos
de un mundo coloreado
fruto de un amor regalado.
Por describir
esta droga que nos seda
esta magia que nos vuelve mudos.
sintiéndose vivido!
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías
-azogues, almas cortas-, aseguran
que estoy aquí, yo inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los hombres,
la verdad transvisible es que camino sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy buscando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida-¡qué transporte ya!- , ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte.
De La voz a ti debida, Salinas.
sábado, 11 de agosto de 2012
historieta de un duende azul y una luna
El duende, un parlanchín al que le gusta inquietar, inocente desbocado, creador.
La luna, una guapa que siempre calla, astuta y atenta, receptora.
Una noche, el duende fue picado por una luciérnaga, y envenenado de confianza se pintó de negro, cogió una cuerda y subió hasta la luna.
--Quiero hablar sin gritarte, quiero verte llena, luna amiga --le susurró.
La luna contestó --está bien, pero sólo por esta noche.
El duende azul llegó hasta ella como un rayo y cegado por la luz que desprendía su amiga, más intensa que nunca, la confundió con el sol. La habló del fuego y llamas, del calor, de luces excitadas, de historias rojas que quemaban a la luna con recuerdos de cuando era día. Sin querer fue cruel e inconsciente, el ingenuo duende.
La luna, fiel y fuerte como ninguna intentó aguantar, pero la mecha de su amigo era imparable, y acabó por quemarla del todo; su luz se extinguió. El duende negro ahora resultó cegado por su oscuridad, y así permaneció, ciego e inconsciente, con la cuerda en la mano, sin saber cómo bajar, encima de su amiga apagada.
Mucho tiempo tardó la luna en recuperar su luz. Mucho más tardó el duende en bajar y volver a ser azul, y todavía aún más, para la luna, en volver a escucharle.
Ahora el duende guarda en un frasco todo lo que comparte con la luna, porque aunque no conoce su historia, sabe que también fue roja, y lo rojo hace daño a su amiga, tan guapa como siempre, callando y hablando con su luz.
domingo, 29 de julio de 2012
Soy papel.
Dejo que el día amanezca por sí sólo,
y en su poder la decisión de agarrarme a la mañana.
Dejo que me robes,
que me atraques si tengo algo valioso,
a ver qué es lo que sacas de mí.
Tiento a la suerte, me muevo como un papel volado.
Ando a ras del suelo, me intoxico con tu polvo, me mojo, me arrugo, me encojo.
No me quiero proteger, ya ves que no me escondo.
Ojos sin genio, sonrisa drogada, uñas limadas.
Ausencia y carencia.
Llueve por nada,
me empapo por todo.
Soy como tú, papel volado y húmedo,
que no se puede escribir en mí.
No busco ni encuentro,
que ocurra lo que diga la mañana.
No busco ni encuentro,
que ocurra lo que diga la mañana.
martes, 5 de junio de 2012
Improvisando.
Verbo extraodinario, inhabitual.
Verbo que parece prohibido,
que incumple,
que descuadra al mundo.
Improvisando.
Es malvado y pícaro,
es un condicional, es un reto.
Es dejar que pase,
es lo que no te atreves,
es desprenderse, abrir, dejar ir.
Es aceptarse.
Es escribir rápido, no revisra.
Es soltar, escupir, vomitar.
Descolocar. Es caos, es desorden.
Improvisando, es un estado.
Es como es, tal y como es.
Es naturaleza, es como tiene que ser,
es imperfección, es no enmascarar.
Contrario a preparado, es no tratar.
Es pureza, y a la vez asquedad,
es el polvo que nunca saldrá.
Improvisando.
Si somos improvisando seguramente haremos daño.
Seremos polvo, torbellino, huracán.
Seremos deseo y luego acción.
Y acción.
Y más acción.
Sólo deseo, ambición.
Y nos dará bastante igual lo que esté ocurriendo,
porque seremos irresponsables,
crudos y bruscos movimientos.
Seremos engaño.
Deformados capaces de deformar.
Poderosos, egoístas, criados
de nuestra propia voluntad.
Caprichosa ella, inconsciente.
Seremos lo que queramos que sea, al fin y al cabo.
Improvisando.
lunes, 4 de junio de 2012
mu.
Cada uno de nosotros somos un vacío, somos nada, porque todo lo que poseemos no es nuestro, lo recibimos de otro. Mi cuerpo, mi cara, mis palabras, mi propio acento, vienen de mis propios padres y antepasados.
La naturaleza intencionadamente pone nuestro ombligo ahí para que lo veamos cada día, como una señal o símbolo de que nuestros cuerpos están dados como un regalo. Literalmente vivimos de nuestra madre durante nueve meses, vivimos gracias a su alimentación y cuidados, y no hicimos absolutamente nada para merecerlo.
Por tanto, nosotros realmente no somos nada, somos el vacío, somos mu.
Del libro Réquiem por Nagasaki.
La naturaleza intencionadamente pone nuestro ombligo ahí para que lo veamos cada día, como una señal o símbolo de que nuestros cuerpos están dados como un regalo. Literalmente vivimos de nuestra madre durante nueve meses, vivimos gracias a su alimentación y cuidados, y no hicimos absolutamente nada para merecerlo.
Por tanto, nosotros realmente no somos nada, somos el vacío, somos mu.
Del libro Réquiem por Nagasaki.
sábado, 3 de marzo de 2012
qué dibujar con la palabra "destino".
Imagina, abre tu mente, suéltate. Piensa en lo que quieres y hazlo posible. Sigue tus impulsos y actúa, sólo disfruta. Hazlo fácil.
Me sorprende la facilidad que tenemos para limitarnos y ponernos obstáculos innecesarios. Nos atamos a una cuerda que sale y entra por un mismo punto, de manera que nos resulta tan fácil seguir el camino, nos agrada estar siempre tan cerca del principio y del final...
Pero esta cuerda es demasiado corta, se cierra enseguida. El trabajo sobre esta línea, cerrada, se anula porque el "dónde" y el "hacia" coinciden, porque esta cuerda sólo forma nudos y nudos que nos impiden salir.
Y me doy cuenta de esto cuando una mañana me dio por preguntar: ¿qué dibujaría con la palabra destino? Pues no soy capaz de imaginar, porque tengo una cuerda que me ata tanto que no deja a mi cuerpo hablar.
miércoles, 1 de febrero de 2012
Porque la vida es sueño, y el despertar es lo que nos mata.
Esta vez no escribo para mí, lo cual me sorprende bastante. Es curioso cómo te pueden llegar a afectar hechos o situaciones tan ajenos a veces. Pero sí, en este caso me he topado con un artículo en el que se habla de algo que soy consciente de que nunca podré sentir hasta que no me ocurra algo similar, pero que se escribió con la mayor pureza y razón posible. Esta persona no buscaba lectores como yo, sólo buscaba escribir, escribirle. Pero de rebote ha llegado a mí también.
Así que voy a hablar de perder y ganar, de seguir caminando a oscuras a pesar no ver nada. De confiar y de recordar a alguien perdido. De luchar por ti de la mejor manera: disfrutando de tu pasión: la nieve, la montaña, el snowboard.
Un bloque de hielo a dos metros de tus pies.
Te llama,
te invita a que vayas hacia él ,
a que lo imagines,
a que jueges con él.
a que lo imagines,
a que jueges con él.
Aceptas, sin un querer forzado ya estás escribiendo sin ver.
Ahora visualizas.
En frente un blanco puro, una luz radiante, unos ojos cerrados.
Lo ves, y sonríes.
Te reta, buscas el momento y al fin no resistes.
Con los ojos cerrados sigues,
y tu cuerpo se empieza a mover.
Teclas pulsándose ahora.
Textura, agilidad, presión, suavidad.
Todo se acentúa, te notas grande, tus pasos ahora de gigante,
todo se vuelve uno, se une y suma a tu oscuridad.
Y ahora sólo actúas, no piensas,
sin saberlo el bloque de hielo ya quedó tiempo atrás.
Otros obstáculos surgen, aparecen bajo tus pies, amenazan.
Ya no te invitan a que juegues, sino que te obligan a entrar.
Quieren que despiertes, que abras los ojos.
Pero no lo consiguen, te notas segura.
Tus puños no escribirán palabras perdidas
porque tienes la nieve contigo,
porque siempre te dará su reflejo;
porque tienes la confianza y seguridad de que le vas a ver y sonreir,
aunque decidas no abrir los ojos otra vez.
Todo se acentúa cuando decides tirarte sin guías,
todo se disfruta, mucho más, cuando buscas no decidir,
no pensar, sólo confiar
en tu recuerdo.
Porque la vida es sueño, y el despertar es lo que nos mata.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)