Imagina, abre tu mente, suéltate. Piensa en lo que quieres y hazlo posible. Sigue tus impulsos y actúa, sólo disfruta. Hazlo fácil.
Me sorprende la facilidad que tenemos para limitarnos y ponernos obstáculos innecesarios. Nos atamos a una cuerda que sale y entra por un mismo punto, de manera que nos resulta tan fácil seguir el camino, nos agrada estar siempre tan cerca del principio y del final...
Pero esta cuerda es demasiado corta, se cierra enseguida. El trabajo sobre esta línea, cerrada, se anula porque el "dónde" y el "hacia" coinciden, porque esta cuerda sólo forma nudos y nudos que nos impiden salir.
Y me doy cuenta de esto cuando una mañana me dio por preguntar: ¿qué dibujaría con la palabra destino? Pues no soy capaz de imaginar, porque tengo una cuerda que me ata tanto que no deja a mi cuerpo hablar.